“…El segundo problema, y quizá el menos evidente, es el papel que la historia ha tenido en la construcción del campo académico de la comunicación, dado que no solo se ha aceptado como un acuerdo generalizado una narratividad histórica particular, sino que también se ha naturalizado con el discurso histórico el conocimiento disciplinarizado sobre la comunicación, es decir, la forma en que los modos disciplinares de pensamiento se convierten en aspectos predeterminados de los marcos para la investigación académica. Para Zelizer (2008), por momentos la naturalización de la perspectiva disciplinar se vuelve tan rígida que podemos olvidar cuánto de eso que conocemos en la academia es llevado a cabo sin una clara correspondencia sobre cómo es que llegamos al conocimiento que poseemos, puesto que el discurso histórico ha omitido tanto el procedimiento metodológico como la transformación misma de los fenómenos comunicativos en el mundo social. Qué sabemos y cómo lo sabemos, es una relación pendiente entre la comunicación y la historia.…”