“…Se resalta la importancia de realizar estudios a partir de la interacción entre terapeuta y paciente con el fin de conocer mejor las variables que influyen en el proceso terapéutico (como lo es el estilo personal del terapeuta); se considera que hay tres variables que contribuyen a la formación del estilo personal del terapeuta a saber la posición socio-profesional, la situación vital (la personalidad, la actitud y los posicionamientos) y, los modos dominantes de comunicación que utiliza (Castañeiras, Ledesma, Corbella et al, 2009;Corbella, Fernández, Saúl, García & Botella, 2008;Fernández, 1998;García & Rodríguez, 2005;Saarnio, 2010;Santibáñez et al, 2008;Shevade, Norris, & Swann, 2011;Topolinski & Hertel, 2006) En los estudios encontrados durante la investigación se halló que el terapeuta debe tener una personalidad madura, un profundo nivel de autoconocimiento y tener satisfechas sus necesidades bá-sicas, como características esenciales para lograr mejores resultados durante el proceso terapéutico, de no ser así, el terapeuta puede no permitir un desarrollo favorable del paciente y hasta puede influir produciendo cambios negativos; se concluyó que particularidades como la flexibilidad de aprendices, la honestidad, el respeto, la honradez, la confianza, el interés, la atención, la amabilidad, la calidez y, la apertura, se asocian con una alianza mejor y, que la incertidumbre, rigidez, criticidad, distancia, tensión, aislamiento y, distracción se asocian con una alianza peor (Ackerman & Hilsenroth 2003;Chapman 2009;Pack, 2011;Rial, Castañei-ras, García, Gömez & Fernández, 2006 …”