El ser humano, escasamente delimitado por lo innato, se construye a través de las experiencias vitales adquiridas en otros ámbitos, y el ocio no es una excepción. Durante la adolescencia, una etapa caracterizada por cambios y transiciones, la familia, los docentes y los propios compañeros se convierten en agentes de relevancia que influyen en la configuración de la vida de ocio del menor. Influencia que se ve afectada por variables sociodemográficas y personales asociadas a cada individuo. El objetivo es comprender, desde la perspectiva de los adolescentes, el impacto que tienen los docentes, la familia y el grupo de iguales en la configuración de su tiempo de ocio, identificando diferencias significativas en función del género o la edad. Se contó con la participación de una muestra total de 124 adolescentes de Educación Secundaria Obligatoria que cumplimentaron un cuestionario ad hoc de 30 ítems. Los resultados obtenidos revelan que los docentes se preocupan por promover actividades de ocio saludable; las familias por saber qué hacen los menores pese a mantener una insuficiente comunicación con los docentes sobre esta temática; y, por último, los iguales juegan un importante papel en la planificación conjunta de actividades de ocio muy variadas. Los análisis de los datos muestran que existen pocas diferencias significativas en relación al género o la edad. En conclusión, es necesario superar las demarcaciones tradicionales y trabajar juntos, potenciando la colaboración entre los agentes educativos, para crear un entorno educativo que valore y promueva un ocio saludable y constructivo.