“…El agotamiento emocional es la dimensión que mejor predice la incidencia del síndrome de burnout, como se ha podido observar en diversos estudios (Arias y Jiménez, 2013;Balcázar et al, 2015;Maslach et al, 1997) Para el análisis de los resultados recolectados se realizó de manera inductiva, puesto que se empezó con el análisis de las tres dimensiones para luego pasar a medir el nivel de síndrome aplicado a los directivos de la región Puno El 61,0% de los directivos tienen un nivel de prevalencia bajo en la dimensión de agotamiento emocional lo que demuestra que los directivos no se encuentran cansados al estar en contacto directo con las personas estos resultados son similares a los obtenidos por Barbosa et al, (2009) y Marenco y Ávila-Toscano (2016) (Tabla 1), el nivel bajo es favorable debido a que es poco evidente el distanciamiento afectivo, aburrimiento, impaciencia entre otros lo cual permite que puedan afrontar su labor como directivo de forma eficiente (Enriquez y Garzón, 2012), además el puntaje de agotamiento emocional es 16,53±10,05 que es similar al obtenido por Arís (2009) ya que esta primera dimensión es la que tiene mayor fluctuación con respecto a las demás dimensiones de burnout. Al mismo tiempo el nivel de despersonalización es bajo en 49,9% de los directivos con un puntaje de 6,62±5,53 lo cual implica un baja medida el endurecimiento, frialdad y distanciamiento frente a las personas con las que trabaja (Bustamante, Bustamante, González, y Bustamante, 2016), esta puntuación es alta en comparación al Arís (2009) quien obtuvo 3,85±4,07, sin embargo continúa en la categoría de bajo.…”