“…En las principales áreas urbanas no solo se verificaba una estrecha relación entre esta modalidad de alojamiento y el auge del turismo, sino que también emergían tensiones sociales derivadas de la creciente competencia del alquiler turístico con el residencial (Novy y Colomb, 2016). Por esta razón son escasos los trabajos centrados en la difusión del alquiler vacacional más allá de los ámbitos urbanos (Adamiak et al, 2019), aun cuando es un fenómeno que ha dejado de afectar únicamente a las grandes ciudades 2 , constatándose su papel a la hora de intensificar el número de turistas llegados a los territorios tradicionalmente turísticos, así como de propiciar una amplia difusión sobre espacios que permanecían relativamente marginados de dichos flujos (Bouquet et al, 2019). De hecho, las pequeñas ciudades, las zonas turísticas tradicionales de playa y montaña o los espacios rurales son territorios en los que la impronta de Airbnb es cada vez más evidente, como traslucen algunos trabajos recientes (Adamiak et al, 2019;Domènech et al, 2019).…”