“…Así mismo, cuestionar la poca atención que se le está dando a la sexualidad en la profesión (Hyland & McGrath, 2013;McGrath & Lynch, 2014) y la inminente necesidad de capacitación en el área (Marchant, 2019). Lo que se suma a la baja disposición de los estudiantes por la investigación (Maury-Sintjago et al, 2018) y a que los terapeutas ocupacionales no se sienten capacitados para realizar un proyecto de investigación (Aravena et al, 2016), lo que se traduce en procesos de investigación menos frecuentes en terapia ocupacional (Cruz & Pfeifer, 2007), pudiéndose reconocer la deuda en cuanto al levantamiento de información y actualización del conocimiento científico en la profesión (Marchant, 2019). Desde esta perspectiva, se puede visualizar la necesidad por investigar sobre las sexualidades y su relación con la terapia ocupacional, teniendo como ejemplo la necesidad de crear evaluaciones funcionales acordes al sexo de las personas mayores (Araya et al, 2016), la influencia de las normas de juego en la construcción de roles de género en la niñez (Aravena, et al, 2017) o el poder visibilizar las diversas identidades de género en los perfiles de usuarios, sin limitarlos al binarismo de género, como se aprecia en la experiencia de Salgado et al (2012), en la que se evidencia una restricción al acceso del programa de intervención para el apresto laboral de personas con consumo problemático de drogas, siendo que el colectivo con características de diversidad sexual, presenta mayor frecuencia en el consumo y adicción de drogas (Observatorio chileno de drogas, 2017), que además se vincula con prácticas de riesgo como la utilización de drogas en las prácticas sexuales (Carvalho et al, 2020).…”