Se hizo esta investigación para analizar la producción de quinua (Chenopodium quinoa Willd) bajo la física de los suelos Andinos en dos sitios de cultivo, en un diseño de parcela dividida usando como factores: niveles de fertilización nitrogenada de 0, 50, 100, 150, 200 y 250 kg ha-1, y dos sistemas de cultivo: monocultivo y cultivo asociado con haba (Vicia faba). La fertilización nitrogenada de 100 a 150 kg ha-1 de N, tuvo mayor productividad de 3.23 y 3.05 t ha-1, respectivamente, donde el sistema de cultivo asociado influyó favorablemente en el rendimiento de la quinua. El suelo es de textura franca arcillo limoso, porosidad del suelo de 50.8% con una cantidad de sólidos de 49.2%, densidad aparente de 1.15 a 1.18 g mL-1. El almacenamiento de agua fue muy variable con valores positivos y negativos respecto a la capacidad de campo de 0.34 mL agua/mL suelo, en respuesta a la precipitación y riego. La evapotranspiración fue de 3.2 mm d-1 y el déficit hídrico ocurrió entre los meses de junio a septiembre, necesitando una lámina de agua de 1.5 a 3.0 mm/día/3veces/semana, para cubrir las necesidades de agua de la quinua. La quinua se adapta a los suelos andinos del orden andisol, molisol e inceptisol, que poseen material de origen volcánico, poco evolucionada, con arcillas amorfas y humus, por lo que fijan fósforo y en condiciones secas retienen K+ y NH4, caso particular de los andisoles. Por lo tanto, la física del suelo influye en el contenido de humedad del suelo, evapotranspiración, la lámina de agua y por ende en el rendimiento de grano.