“…En línea de lo aportado por autores como Lozano, Ballesta, Castillo y Cerezo, (2018), consideramos que la vinculación de la escuela con su entorno y la colaboración entre esta y otros agentes socioeducativos del territorio es fundamental y, desde el municipio, se puede contribuir a mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje de los alumnos y al desarrollo socioeducativo de los mismos. Se deben concentrar los esfuerzos para favorecer la cultura colaborativa (Sales, Moliner, Amiama y Lozano, 2018): Interconectar al mayor número de agentes, establecer redes sociales de apoyo (Escudero y Martínez, 2011), fomentar la participación de las instituciones sociales del entorno de los centros escolares, hacerlos más democráticos e inclusivos (Arnaiz, 2012;Arnaiz, De Haro y Azorín, 2018;Brik, Sebring, Allensworth, Luppescu y Easton, 2010). Las instituciones escolares deberían garantizar el aprendizaje crítico, así como, las relaciones horizontales y transformadoras, un liderazgo compartido entre escuela y otros agentes del territorio, con un mismo propósito (Anderson y Minke, 2007;Traver, Sales, Moliner, Sanahuja y Gil, 2018), dado que dicha colaboración facilita el aprendizaje del alumnado y beneficia a la escuela (Mager y Nowak, 2012).…”