ResumenLos inicios del manejo del sangrado variceal con compresión directa datan de 1930 por Westphal y colaboradores. Después, en 1950, se desarrolló el balón de Sengstaken-Blakemore, defi nido por Panes y colaboradores como la primera línea de terapia; en 1980, a nivel de várices esofágicas y en várices gástricas, se empleaba el balón de Linton-Nachlass (1, 2). Se presenta el caso clínico de un paciente con cirrosis hepática por hepatitis C, Child B, con várices esofágicas, a las cuales se les realizó ligadura en dos ocasiones por sangrado y en la segunda ocasión por inminencia de ruptura, esta última llevada a cabo dos semanas antes del evento. El paciente muestra un cuadro clínico compatible con hemorragia de vías digestivas altas masiva, con evidencia endoscópica de úlcera esofágica sangrante que no mejora con terlipresina, ni escleroterapia con adrenalina, ni compresión local con balón de acalasia. En consecuencia, como terapia de rescate se decide colocar un stent esofágico metálico autoexpandible parcialmente recubierto (por no contar con totalmente recubierto en el momento), con control parcial del sangrado. Es recomendable el uso del stent como terapia de rescate para el sangrado por várices esofágicas refractarias. Debe emplearse el diseñado especialmente para esta indicación (SX-Ella Danis), como un puente para poder estabilizar al paciente y realizar una terapia defi nitiva como la TIPS, tal cual como se procedió en un nuestro paciente.
Palabras claveStent esofágico, hemorragia variceal refractaria, úlcera esofágica.
AbstractEarly treatment of bleeding varices with direct compression dates from the work by Westphal et al. in 1930. Later in 1950, Sengstaken-Blakemore developed their balloon which Panes and collaborators defi ned as the fi rst line of therapy for esophageal varices in 1980 while they used the Linton-Nachlass balloon for gastric varices (1, 2).This study presents the clinical case of a patient with liver cirrhosis due to hepatitis C, (Child B) with esophageal varices which were ligated on two different occasions because of bleeding. On the second occasion a rupture was imminent and ligation occurred two weeks prior to the event. The patient presented a clinical picture compatible with massive upper gastrointestinal bleeding with endoscopic evidence of a bleeding esophageal ulcer that did not improve with terlipressin, sclerotherapy with adrenaline, or balloon dilatation. Consequently, it was to use a partially covered self-expanding metal esophageal stent for salvage therapy since a completely covered stent was not available at that time. Stenting achieved partial control of bleeding. We recommend the use of stenting with a stent specifi cally designed for this indication (SX-Ella Danis) as salvage therapy for refractory bleeding from esophageal varices. The stent can be used as a bridge to stabilize the patient in order to perform TIPS as the defi nitive treatment, as in the case of our patient.