“…En el caso chileno, diversos estudios desarrollados durante los últimos 25 años ha documentado que la expansión sostenida de la matrícula (Bernasconi & Rojas, 2004;Rolando, Salamanca & Aliaga, 2010;Salamanca, 2014), la diversificación del cuerpo estudiantil (Espinoza & González, 2015;Latorre, González & Espinoza, 2008;Matear, 2006;PNUD, 2004), la proliferación -y diferenciación-de sedes y programas formativos (Mena & Rojas, 2005;Zapata, 2013;Zapata et al, 2003), y la pluralidad de la base institucional (Améstica, Gaete & Llinas-Audet, 2014;Bernasconi, 2006;Muñoz & Blanco, 2013;Reyes & Rosso, 2013;Torres & Zenteno, 2011) han tenido efectos significativos en el régimen de financiamiento (Desormeaux & Koljatic, 1990;Paredes, 2015;Rodríguez, et al, 2010), en la regulación (Cancino & Schmal, 2014;Lemaitre, 2004;Salazar, 2013), y en las políticas públicas (Brunner, 1986(Brunner, , 2009Brunner & Briones, 1992;Canales, de los Ríos & Letelier, 2008;Fernández, 2015;Salazar & Leihy, 2013). Otros análisis dan cuenta de la reconfiguración de las funciones académicas a propósito de la transformación de la profesión académica (Bernasconi, 2003(Bernasconi, , 2008Berríos, 2015) y del aumento y diversificación de productividad científica (Holm-Nielsen & Agapitova, 2002;Salas, 2011).…”