“…Asimismo, esta situación ha llevado a una conceptualización errónea que tiene la población frente a la educación física (Moreno, Campos, y Almonacid, 2012). Y lo que es peor aún, los directivos de los establecimientos educacionales se están interesando por la EF, al extremo de solicitar a los docentes que incrementen los resultados de las pruebas físicas en los menores para que logren figurar en el ranking nacional con altos resultados en el SIMCE en EF, continuando de esta manera, con la mirada de una asignatura mecanicista y tecnocrática orientada a evaluar la condición física y algunas variables antropométricas (Moreno y Medina, 2012), que por lo demás, tienen un bajo impacto para los estudiantes en sus procesos de enseñanza y aprendizaje (Peña, Osses, Navarro y Beltrán, 2017).Aun así a los colegios les interesa poder obtener buenos resultados en la medición (Rodríguez, Coz, Durán, Guajardo, Alvarado, y Doña, 2015). Autores como Rodríguez-Rodríguez, Curilem, Escobar, y Valenzuela (2016) señalan que la disciplina necesita una evaluación integral y esta debe abarcar instrumentos relacionadas con la condición física, agilidad y coordinación, habilidades motoras abiertas y expresión motriz.…”