Las zonas aisladas son territorios definidos por sus carencias y son analizados desde su distancia, sus problemas de conectividad o su falta de dinamismo económico. En Chile, este fenómeno es abordado mediante medidas de integración, principalmente a través de la institucionalidad pública y el mercado. Sin embargo, se presta menos atención a las definiciones realizadas desde los territorios para caracterizar las evidentes diferencias con los polos de desarrollo. Este artículo cuestiona la noción de integración territorial de estas zonas como un medio para promover su desarrollo y mejorar su calidad de vida. En particular, se exponen las omisiones y obstáculos que enfrentan territorios aislados al intentar cumplir objetivos definidos a la distancia. Basado en entrevistas semiestructuradas aplicadas en las comunas de Aysén y Cabo de Hornos, en el sur de Chile, se identifican los problemas cotidianos de habitar territorios extremos, con clima, conectividad y base económica desafiantes. También se releva las particularidades locales de estas comunas y sus posibilidades de actuar en pos de la integración de estas zonas en sus propios términos.