“…En ellos se recuerda que las acciones terroristas contra turistas o lugares de interés suelen ser racionales, tomando en cuenta los países de origen de los turistas o si la actividad es apoyada por los regímenes locales; también, se subraya los estragos que pueden producir con una caída en la cifra de arribos y el cambio de destino de los visitantes, para luego, si no intermedian más factores perturbadores -particularmente políticos o sociales-, empezar un cambio de tendencia, acompañado tal vez de fuertes campañas publicitarias del gobierno, inversión en infraestructura o seguridad. En contraposición las inestabilidades políticas, conflictos internos prolongados, golpes de Estados, entre otros, pueden producir efectos de larga duración en el turismo, más aún si ellos confluyen (Baumert, 2016;Causevic y Lynch, 2013;Drakos y Kutan, 2003;Gonzáles, 2016;Moral, 2016;Saha y Yap, 2013).…”