La vivienda de interés social construida en la última década en Colombia muestra el recrudecimiento de la urbanización periférica que venía desde los años 90: series de conjuntos cerrados en áreas de expansión urbana desconectados de los centros, con problemas de acceso a bienes y servicios vitales, y con estrictas regulaciones de comportamiento en reglamentos de propiedad horizontal. En este artículo, resultado de una evaluación cualitativa y cuantitativa en cuatro regiones del país, mostramos las disrupciones sociales y económicas que trajo la pandemia a la vida de los residentes de estos conjuntos. Mostramos que la pandemia no solo afectó la vida cotidiana de los hogares y su situación económica, sino que también alteró las normas de convivencia: por un lado, se flexibilizaron las estrictas prohibiciones de actividad económica en las viviendas; por el otro, los protocolos de bioseguridad endurecieron restricciones que refuerzan las fronteras entre el adentro y afuera de los conjuntos. Analizar esta crisis de la propiedad horizontal periférica señala la importancia de repensar la organización de la vida colectiva en estas viviendas.