“…La actitud pedagógica descrita, debiese ir acompañada de procesos de evaluación flexible, diferenciada y dinámica en torno a los aprendizajes (Rui y Machado, 2017), respetando los ritmos y dinámicas particulares de cada educando, así como la diversidad que lo caracteriza en función del género, la identidad sexual, la etnia y la clase social (Tijoux y Córdova, 2015), brindándole experiencias verdaderas de éxito educativo. En conexión con lo anterior, se destaca el papel de los educadores como potenciales mediadores de aprendizaje, siendo éste uno de los aspectos claves que inciden en la transformación de los procesos de escolarización actual (Navaridas, Santiago y Touron, 2013), admitiendo la emergencia de nuevas respuestas, estrategias y saberes que incorporen la subjetividad en los procesos de aprendizaje (González-Rey, Mitjáns y Goulart, 2019), construyendo ambientes educativos que respondan a los desafíos que plantea la sociedad contemporánea (Silva, 2018).…”