Colombia dejó de explotar su gran potencial agrícola por décadas debido a: i) el intenso conflicto armado y el narcotráfico; ii) la gran incertidumbre alrededor de los derechos de propiedad de la tierra; iii) la falta de infraestructura; iv) la falta de innovación y desarrollo tecnológico en el sector; v) la falta de financiamiento; vi) la baja inversión; y vii) la mala distribución de los recursos productivos. Muestra de ello es el bajo crecimiento del valor de su producción agropecuaria frente a otros países de la región durante los recientes auges de precios agrícolas (FAO, 2015). Este artículo analiza si el pobre desempeño de la agricultura colombiana se debe al bajo crecimiento de su productividad o al bajo ritmo de acumulación de sus inventarios. Así, usando métodos econométricos, se encuentra que la productividad agropecuaria de Colombia creció en promedio entre un 0.8% y un 1.3% anual durante 1975 y 2013. Mas específicamente, se encuentra que este crecimiento fue impulsado, principalmente, por la productividad ganadera y avícola que creció entre un 1.6% y un 2.2% en este período, pues la productividad agrícola tan sólo creció entre un 0% y un 0.8%. Igualmente, se encuentra evidencia de crecimiento tecnológico sesgado y efectos a la escala de producción, en todos los casos en los que los modelos econométricos permitieron evaluar esto. Además, se encuentra evidencia de que el crecimiento de la productividad gropecuaria de Colombia fue afectado por las cambiantes condiciones económicas en el país. Todos estos resultados, sin duda, son clave para la inversión rural en esta nueva etapa del posconflicto, al proveer información sobre los posible retornos que obtendría Colombia de dicha inversión pública en el sector rural.