En este artículo se realiza una reflexión acerca de los principales aportes del feminismo, especialmente el latinoamericano, a la intervención del Trabajo Social en situaciones de abuso sexual contra mujeres. En el texto se delimita conceptualmente las bases de esta forma de violencia de género y posteriormente se analiza cómo el feminismo ha contribuido teóricamente a generar una nueva comprensión disciplinar de la problemática. Posteriormente, se da cuenta de las críticas que se plantean al desarrollo de cierta praxis del Trabajo Social, instrumental, apolitizada y psicologizante, que finalmente reproduce la lógica del problema que se busca abordar. Para concluir, en las reflexiones finales, se ofrecen algunas propuestas para avanzar hacia una perspectiva feminista de intervención, con una mirada decolonizadora e interseccional y que de protagonismo a las mujeres en sus procesos de emancipación