“…A partir de finales de la década del noventa, la filosofía andina ha despertado el interés de académicos latinoamericanos y particularmente del Perú, con posturas que han permitido comprender la racionalidad y la construcción del conocimiento desde una concepción no antropocéntrica (Caral y Chilinquinga, 2020;Valdez-López, Romero-Rodríguez y Hernando, 2019;Arriagada, 2019;Palacios, 2019;Pinto, Cortez,Guzmán y Curivil, 2018;Villena, 2018;Mujica, 2017;Rojas, 2015;Orrego, 2015;Soza, 2012;Flores, 2011;Martínez, 2011;Rivara de Tuesta, 2000;Estermann, 2017Estermann, , 1998Guardia, 1997). El pensamiento andino y sus prácticas, después de más de 500 años de haber sido invisibilizado, descalificado y marginado al ser definido como una cosmovisión mágica, mítica y religiosa que conlleva a la idolatría, empieza a lograr visibilidad no solo en el ámbito académico, sino también en el espacio político latinoamericano, como en el caso de la Constitución Política del Estado pluricultural de Bolivia (2009) y la Constitución Política de la República de Ecuador (2008).…”