Uno de los principales debates dentro del estudio de la psicología de la emoción concierne a la concepción de las emociones como constructos psicológicos unificados (categoriales/discretos) en contraposición con el enfoque dimensional del episodio emocional. En este marco, el modelo dimensional de Russell (2003) destaca en el panorama académico al constituir una propuesta integradora que da cuenta de una serie de problemas históricos del ámbito de estudio. Con este fin, se realiza una aproximación analítica a dicho modelo y se argumenta su viabilidad. El presente artículo tiene como objetivo revisar la evidencia empírica a favor de cuatro hipótesis que sostiene el modelo dimensional de Russell: (1) Existe una primacía temporal de los afectos básicos frente a los componentes más cognitivos en el desarrollo de la emoción, (2) los cambios afectivos percibidos facilitan la accesibilidad del material hedónicamente congruente, (3) la mente humana puede atribuir erróneamente la experimentación de un determinado core affect al estímulo incorrecto, y (4) la experimentación de los componentes dimensionales facilita la ocurrencia de respuestas cognitivas congruentes. Se concluye que la combinación de componentes dimensionales inespecíficos, tanto de tipo puramente afectivo como de carácter más "cognitivo" constituyen ocasionalmente los prototipos emocionales. En consecuencia, se propone que el modelo dimensional de Russell (2003) constituye una alternativa integradora de gran potencial para abordar el estudio de la naturaleza de la emoción.Palabras Clave: Emoción; Cognición; Core Affect; Modelo Dimensional.One of the main debates in the study of the psychology of emotion concerns the conception of emotions as unified psychological constructs (categorical/discrete) versus the dimensional approach to emotional episodes. In this context, the dimensional model of Russell (2003) stands out as an inclusive framework that takes into account a set of historical problems in this field of study. We analysed the model, discussed its viability, and reviewed the empirical evidence in favour of four hypotheses that underlie Russell's dimensional model: (1) There is a temporary primacy of basic affects versus more cognitive components in the development of an emotion; (2) perceived affective changes facilitate access to hedonically congruent material; (3) the human mind can mistakenly attribute the experience of a specific core affect to the incorrect stimulus; and (4) the experience of the dimensional components facilitates the occurrence of congruent cognitive responses. The combination of nonspecific dimensional components, both purely affective as well as those with more "cognitive" characteristics, can act as prototypical emotions. We conclude that Russell's dimensional model is an integrated alternative to other models with great potential for studying the nature of emotion.