Rarezas y paradojas de la semiótica ¿Qué relación tienen cosas tales como la expresión amenazante del perro cuando enseña los dientes, el gesto de pedir de un niño pequeño, el juego de ficción y las metáforas poéticas más elaboradas? La semiótica, con sus raras paradojas, puede reunir en una misma mesa a tan dispares compañeros. Queremos, en este artículo, realizar una breve indagación psicosemiótica. Una exploración que recuerda mucho las sorprendentes soluciones que daba a sus problemas criminales, para delicia de sus lectores, el -paradójicamente-cándido padre Brown, aquel entrañable personaje de Chesterton. De una reunión en que había, por ejemplo, un excéntrico millonario norteamericano, un sabio no tan distraído, el jefe de la policía de París, un cura de apariencia bobalicona, un embajador y su irresistible hija, y un apuesto teniente de la legión extranjera; de una absurda reunión imposible, en que alguien, que no podía haber entrado en la casa de ningún modo, asesinaba a otra persona que resultaba no ser el muerto que todos creían que era, el buen Brown sacaba de la chistera una trama armónica que todo lo explicaba: ¡en realidad, el asesino era el muerto! Nosotros, con esa afición de los semióticos por descubrir nexos comunes entre sus inferencias abductivas y las de los héroes de las novelas policiacas, nos proponemos reunir también a raros compañeros de mesa y dilucidar una trama en que se reúnen episodios muy dispares en la ontogénesis, la filogénesis y la historia de la cultura: el cachorreo juguetón de los mamíferos que representan que luchan, el gesto de apuntar a un objeto deseado por un niño de doce meses, el trote sobre una escoba (que a su modo es un caballo) del niño de tres años, la metáfora poéti-ca de García Lorca cuando dice que "Granada era una luna / ahogada entre las yedras". Estas y otras muchas acciones peculiares, humanas y animales. El conejo que nosotros tenemos en la chistera, y que define un mecanismo subyacente a estas acciones dispares, no es un malvado asesino, sino un concepto semiótico de gran potencia: la noción de suspensión.El concepto de suspensión semiótica tiene, como trataremos de mostrar en este artículo, una gran fecundidad y ofrece un esquema abarcador de actividades muy diversas que constituyen diferentes modos de significar. A pesar de su potencial explicativo, es en apariencia decepcionantemente simple. ¡Pero una precaución mínima de esos sabuesos perspicaces, que son los semióticos y los personajes tales como el padre Brown o Sherlock Holmes, es la de no fiarse de la simplicidad aparente de las soluciones a sus problemas! Las paradójicas simplicidades de la semió-tica y la criminología de ficción esconden grandes complejidades. Eso mismo sucede con el concepto de suspensión. Pero, en cualquier caso, empecemos por lo simple, por una escueta definición de diccionario: Suspender es, en el sentido que nosotros lo decimos, "dejar algo sin efecto". Hacer que una acción, una representación del mundo o una estructura simbólica dejen de tener los efectos normales que t...