La CIE-10 define el trastorno psicótico por cannabinoides como aquel que acompaña al consumo de cannabis o le sigue tras una abstinencia máxima de dos semanas. Su clínica se compone de síntomas positivos, como alucinaciones y/o delirios y síntomas negativos o afectivos, como abulia o apatía. El riesgo de desarrollar un trastorno psicótico en individuos consumidores de cannabis es el doble que en no consumidores. Los factores que influyen en le relación entre el consumo de cannabis y el riesgo de psicosis son la frecuencia y edad de inicio de los consumos, así como la potencia del cannabis consumido. El impacto del consumo de esta sustancia en el riesgo de desarrollar psicosis se ve modulado además por la predisposición genética interindividual. Nuestro objetivo es evidenciar la importante relación entre el consumo de cannabis y el desarrollo de enfermedad mental grave con consecuencias tan relevantes como el suicidio. Se realiza una revisión bibliográfica y la presentación de un caso de la práctica diaria. Varón de 20 años que en el contexto de un primer episodio psicótico realiza un intento autolítico de elevada letalidad. Paciente soltero, sin hijos, trabajador de la construcción que convive con sus padres y un hermano. Carece de graduado escolar. Nivel socio-económico bajo. Fumador de 15 cigarrillos al día, reconoce consumo diario de cannabis y ocasional de cocaína inhalada. Ingresa en la unidad de hospitalización de psiquiatría desde el servicio de otorrinolaringología tras haberse rebanado el cuello con un cuchillo. Durante el ingreso se objetiva bajo ánimo, tendencia al aislamiento, ideación autorreferencial de perjuicio, así como alucinaciones auditivas egodistónicas. Se inicia tratamiento antipsicótico y antidepresivo y se deriva al alta al programa de prevención de suicidio pasando posteriormente al de primeros episodios psicóticos con diagnóstico de trastorno psicótico con predominio de síntomas depresivos debido al consumo de cannabinoides.
Objetivos: Estudiar la eficacia del aripiprazol para el tratamiento del craving en los trastornos por uso de sustancias tóxicas. Material y métodos: Revisión de un caso clínico y literatura existente al respecto. Resultados y conclusiones: Se presenta un caso clínico de un paciente varón de 46 años, sin antecedentes medicoquirúrgicos de interés. Seguimiento por parte de Psiquiatría y Psicología Clínica desde mayo de 2017 por consumo abusivo de alcohol. Como antecedentes familiares psiquiátricos, dos hermanos con síndrome de dependencia a opiáceos y dos con diagnóstico de Esquizofrenia Paranoide. Durante los primeros meses de seguimiento se objetivó consumo asociado de cannabis (3-4 "porros"/día). Tras un año de consultas, reconoció craving y pensamientos intrusivos, egodistónicos, que relacionaba con el consumo de cannabis (recogida de latas y colillas de la calle para consumirlas), con importante repercusión afectiva. Desde el inicio se trató activamente con distintos antidepresivos hasta llegar a Sertralina 200 mg/día y antipsicóticos (Olanzapina hasta 15 mg/día, Quetiapina 100 mg/día; Clotiapina 40 mg/día y Paliperidona hasta 18 mg/día que se suspendió por afectación sexual). Asimismo, se asociaron distintos tratamientos de tipo ansiolítico. Tras varios ajustes de tratamiento psicofarmacológico, se logró mantener abstinencia alcohólica, aunque persistió el consumo de cannabis y las conductas de recogida. Hace cinco meses se inició Aripiprazol 15 mg/día, tras lo que se ha mantenido abstinente hasta el momento actual. Tras varios tratamientos antipsicóticos fallidos, el aripiprazol parece haber resultado útil para controlar el craving y la sintomatología asociada al consumo de cannabis. Según los estudios revisados, se considera una estrategia farmacológica eficaz para pacientes con patología dual. Aripiprazol lleva a cabo una modulación dopaminérgia y serotoninérgica sobre los circuitos subcorticales, que podría guardar relación con el control del craving, la impulsividad y los síntomas ansiosos relacionados.
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