Se elaboró un modelo teórico con supuestos de preferencias endógenas al hogar, contextual y socialmente dependientes, a fin de analizar los principales factores determinantes de la probabilidad de que un hogar gastara en alimentos y bebidas fuera del hogar en México, durante 1992 y 2008. Las variables explicativas de dicha probabilidad fueron las relacionadas con el hogar en su conjunto -decil de ingreso-, con el jefe del hogar -sexo, edad y nivel de estudios formales-, con el resto de los miembros del hogar -número, insertos en el mercado laboral, estudiantes becados, menores de 12 años y mayores de 65-, y con la localidad del hogar -rural o urbana-. Se utilizó un modelo logit binomial y los microdatos de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares 1992 y 2008. Las variables que más influyeron en la probabilidad de consumo fuera del hogar en sentido positivo fueron el decil de ingreso, el nivel de escolaridad del jefe y la localidad urbana, mientras que en sentido negativo fueron el sexo femenino del jefe del hogar y su edad, el tamaño del hogar y el número de menores de 12 años de edad y de mayores de 65. Palabras clave: hogar, consumo, gasto alimentario, mercado laboral, logit binomial.
El derecho de toda persona al acceso confiable de alimentos sanos y nutritivos se reconoce en México a partir de las reformas realizadas en 2011 al artículo 4° constitucional. La seguridad alimentaria ocurre cuando los individuos cubren ese derecho lo cual no sucede totalmente ni en países desarrollados como Estados Unidos donde en 2014 el 14% de los hogares presentaron inseguridad alimentaria. Ese mismo año en México el porcentaje de inseguridad alimentaria fue 42.5% (con mediciones basadas en la percepción y experiencias de hambre). Aparentemente un ingreso suficiente debería bastar para la seguridad alimentaria, sin embargo, el análisis revela que un tercio de los hogares con ingresos por encima de la línea de bienestar se encuentran en inseguridad. En contraparte, no todos los hogares debajo de la línea califican para inseguridad alimentaria: en 2014 el 45% de este tipo de hogares tuvieron seguridad. El documento explora esta paradoja y contrasta la hipótesis de que la inseguridad alimentaria está determinada no sólo por la insuficiencia sino por la incertidumbre del flujo de ingresos, conduciendo el análisis hacia la perspectiva de la estabilidad laboral. El contraste empírico utiliza microdatos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH; en Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI]) 2008-2014 para estimar un modelo probit multinivel que controla la heterogeneidad regional. Los resultados apoyan la hipótesis.
Drought poses significant risks to society, in particular irrigated-crop production, which accounts for a large share of global freshwater use. Given its key role in the production of food, feed and fiber crops, there exists a need for policy measures to prevent and mitigate the impacts of drought on irrigated agriculture. This paper proposes that the design of drought policy should take into account actual farmer behavior in response to water scarcity. To this end, we offer a detailed analysis of land allocation and crop-choice decisions over time in an irrigation district located in the dry plains of Northern Mexico. We find that farmers systematically change their crop mix in response to water availability. In particular, in times of drought, irrigation water flows to higher-yield and higher-price crops (which also require more intense irrigation) to the detriment of less water-demanding (but lower value) crops. Farmers use water with the goal of earning a living—economizing on water per se has no relevance in that context. Policies that do not explicitly recognize this may result in ineffective, inefficient and/or unfair outcomes.
scite is a Brooklyn-based organization that helps researchers better discover and understand research articles through Smart Citations–citations that display the context of the citation and describe whether the article provides supporting or contrasting evidence. scite is used by students and researchers from around the world and is funded in part by the National Science Foundation and the National Institute on Drug Abuse of the National Institutes of Health.