El presente artículo versa sobre el indigenismo en México, como política de Estado, que se ha aplicado desde tiempos coloniales, pasando por el siglo XIX, del liberalismo mexicano, y durante el siglo XX con políticas integracionistas, asimilacionistas, paternalistas y asistencialistas, en los diferentes momentos del indigenismo nacional-revolucionario. Actualmente vivimos la etapa del neoindigenismo que retoma viejas prácticas indigenistas, como el asistencialismo y el paternalismo, llamándolo desarrollo de los pueblos indígenas. Concluimos que a pesar del gobierno del cambio poco ha cambiado la situación de los pueblos indígenas, en contraparte ha surgido un indigenismo propio de los actores sociales. Los pueblos indígenas, que hacen una serie de reclamos y demandas propias, como la autonomía, ante la globalización y el neoliberalismo.
En el artículo se postula que existe una permanente oposición entre la comunidad y la ciudad, o sea entre el mundo rural y el mundo urbano, donde el mundo rural es el mundo indígena. La comunidad cuenta con sus instituciones que le son propias características, de las cuales el sistema de cargos es la más conocida (aunque no por eso la única). En la actual situación del neoliberalismo esta oposición se ha hecho particularmente aguda y la comunidad se encuentra en una situación permanente de defensa, de manera que las instituciones de la comunidad se han convertido en instituciones netamente dedicadas a su defensa. Se presentan dos regiones, Mesoamérica y la región andina, en las cuales existen, en su contexto neoliberal, tanto el sistema de cargos como una serie de instituciones de defensa de la comunidad: la policía comunitaria en Guerrero (y otras partes) en México, la ronda campesina en un gran número de comunidades en el Perú y la guardia tribal entre los indígenas nasa en el Valle del Cauca en Colombia. Después de presentar brevemente las características de las dos regiones, Mesoamérica y la región andina, se describen con cierto detalle las tres instituciones de defensa mencionadas; las descripciones de la ronda campesina en el Perú y la guardia tribal en Colombia provienen de mi trabajo de campo durante mi año sabático en 2007. En la breve conclusión se menciona que la existencia de estas instituciones de defensa nos presenta un doble problema que pertenece a la antropología jurídica: entender al estado, que formalmente se ha comprometido a garantizar los derechos de sus ciudadanos, pero no lo hace, y entender a estas instituciones como medios para defenderse contra el estado, que realmente debería asegurar exactamente estos derechos.
Introducción
Así como la Antropología mantiene vínculos con la disciplina más especulativa de todas, la Filosofía, también mantiene relaciones con una de las disciplinas más terrenales, con la Geografía, ciencia de la Tierra. A un nivel elemental, podemos decir que un antropólogo que se dirige al campo sin buscar la información básica acerca de la colocación de su comunidad o región, los tipos de suelos, vegetación, orografía, etc., está literalmente “perdido en el espacio”.
En el prescntc texto se Presen tan los rasgos generales de la insri rución con ocida C(.1mo la ronda campesina -su origen, su historia, su distribución y sus caracterisricas-e- en términos gcncrale», Pero se insiste en 1;1 importancia de distinguir entre los diversos tipos de rondas campesinas, pues tienen dinámicas sociales y culturales muy diferentes. Se preselllóln cuatro tipos de rondas campesinas: las rondas campesinas originales que nacieron en regiones del norte del Perú donde se había llevado a cabo la reforma agraria y donde los campesinos son dueños de sus propias granjas, las rondas campesinas en comunidades con tenencia comunal de la tierra, las rondas campesinas en la selva amazónica y [inulmcnte los comités de aurodefcnsa quc fueron ideadas desde arriba, desde el gobierno.
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