“…De igual forma, la política pública, durante su implementación, debe reconocer e incluir a la familia, vista desde sus particularidades de estructura y funcionalidad, las cuales no se ajustan necesariamente a las tradiciones, por ejemplo, religiosas. Esto lleva a reflexionar acerca de que el niño y el adolescente están en un proceso simultáneo y altamente complejo de búsqueda de identidad o de identidades y de diferenciación, por lo que la familia puede ser un apoyo o un obstáculo para el desarrollo de las facultades físicas, mentales, morales, espirituales y sociales (Arcos, et al, 2013;Carvalho Monte, Rodríguez Sampaio, Rosa Filho & Santana Barbosa, 2011 construcción de una política pública debe estar centrada en la vida y no en la enfermedad, debe ser una política que posibilite la gestión de una formación integral, con capacidad de reconocer la diferencia y favorecer formas de vida diversas, alejadas de visiones mecanicistas y tradicionales (Martins, Costa & Rossetti-Ferreira, 2010).…”