“…Para la enseñanza de los números, el arte, la música, el cálculo y el dibujo, así como en el desarrollo del pensamiento, el razonamiento y el lenguaje, la naturaleza fue el mejor recurso didáctico adoptado y puesto en práctica en las escuelas de Comenio, Rousseau y Pestalozzi, en los siglos XVI y XVIII. Estos memorables pedagogos influyeron en otros educadores como Herbart (1776-1841), Froëbel (1782-1852), Decroly , Freinet (1896Freinet ( -1966, Montessori (1870Montessori ( -1952, Dewey (1859-1845) y muchos otros más, que prefirieron enseñar en el contexto de la realidad antes que en los libros, romper los muros de la escuela, llevar el niño al campo, aprender al aire libre, respirar en el bosque, estimular los sentidos, trabajar jugando, observando y experimentando, realizar caminatas, recolectar materiales, cultivar la tierra, incorporar proyectos comunitarios al currículo, pues la naturaleza es un excelente libro vivo (Quintero, Munévar, & Álvarez, 2009). Estos mismos autores acotan que se debe aprender en la escuela como se aprende en la vida real y citan a Pestalozzi (1996) quien afirmó:…”