La psoriasis es una enfermedad crónica inflamatoria, multifactorial, que afecta del 1 al 3 % de la población mundial. Para su tratamiento se ha descrito un sinnúmero de esquemas terapéuticos, entre los cuales se encuentran los tratamientos tópicos combinados para la psoriasis leve a moderada, mientras que la psoriasis grave requiere un manejo más completo con fototerapia y tratamientos sistémicos, como retinoides orales, metotrexato, ciclosporina y medicamentos biológicos. Aunque muchos datos apoyan la eficacia de la fototerapia en el tratamiento de la psoriasis, aún hay gran variabilidad en su aplicación en todo el mundo y cada vez más se apoya el concepto de tratamientos combinados, los cuales pueden aumentar la eficacia y la tolerabilidad, e inclusive, pueden disminuir los efectos secundarios de ciertos medicamentos aumentando el perfil de seguridad del tratamiento. Sin embargo, a pesar de lo anterior, la manera como la fototerapia ha encajado en el uso combinado con otros agentes, tópicos o sistémicos, apenas está siendo dilucidada.