“…La infoxicación generada tanto en medios de comunicación como en redes sociales ha supuesto un conjunto de retos para políticos, portavoces sanitarios y científicos a la hora de definir la amenaza que entraña la covid-19 para la población y de "cambios que han llegado para quedarse" (Diviu-Miñarro & Cortiñas-Rovira, 2020), ya que el conflicto entre la implementación de medidas impopulares y las tensiones políticas, económicas y sociales detectables en los diferentes países ha dificultado la gestión institucional de la comunicación (Romero-Rodríguez & Rodríguez-Hidalgo, 2019;Vicente-Fernández, et al, 2020). A la cobertura informativa tradicional, además, se ha sumado la incorporación de nuevas narrativas, medios o plataformas como apps, videos en 360º y contenidos en TikTok (Gil-Torres, et al, 2020;Sidorenko-Bautista, Herranz & Cantero, 2020;Ballesteros Herencia, 2020) que han mostrado todo su potencial para diferenciarse de los soportes clásicos y despertar el interés de un público abrumado por los patrones sensacionalistas y el sesgo ideológico de los medios convencionales (Masip, et al, 2020). Del nuevo ecosistema también han formado parte iniciativas infográficas e interactivas que perseguían aligerar la carga informativa y reducir el grado de abstracción, ambigüedad y confusión imperante (Andreu-Sánchez & Martín-Pascual, 2020), y si bien la apuesta por la divulgación científica a través de elementos visuales ha servido para minar la incertidumbre y mejorar la toma de decisiones para proteger la salud individual y colectiva (Casino, 2019), la reflexión sobre este tipo de fórmulas de presentación no ha sido demasiado prolífica (Andreu-Sánchez & Martín-Pascual, 2020, p. 8).…”