En las últimas décadas, se ha ubicado en diversas fuentes al tráfico de drogas como el principal problema delincuencial en Latinoamérica, al mismo tiempo se ha advertido sobre el aumento en sus indicadores y sobre el proceso de socialización de esta actividad. Los esquemas de valores trasmitidos por esta modalidad delictiva se han incrustado dentro de algunos sectores de la sociedad, creando una apología, una aprobación y un deseo de optar por este modo de vida, factores que motivan el ingreso a la misma. El objetivo con este artículo es identificar los esquemas de valores que un grupo de personas reconoció dentro del tráfico de drogas, así como explorar la relación que tuvieron esos valores en sus ingresos a la actividad. Se empleó metodología cualitativa a partir de un muestreo por conveniencia y la realización de entrevistas semiestructuradas a ocho sujetos encarcelados por este delito en el Estado de Sonora, frontera norte de México. Los hallazgos muestran que la responsabilidad, la inteligencia, el trabajo, el respeto, la lealtad y el apoyo familiar permitieron a dichos sujetos evaluar positivamente al tráfico de estupefacientes; tales valores fueron reconocidos como elementos que facilitaron sus ingresos en tareas ilícitas. Se concluye que las acciones para tratar los efectos negativos de expresiones culturales delictivas deben diferenciar claramente los esquemas valorativos transgresores de los prosociales.