“…Los estudios que vinculan las políticas de memoria y la juventud se han articulado en gran parte desde una perspectiva generacional, relevando los significados y sentidos que los pasados de violencia política tienen para las generaciones más jóvenes; los procesos de transmisión intergeneracional que están a la base; y el carácter político del ejercicio del recuerdo en el presente (Achugar, Fernández, & Morales, 2013;Aguilar & Ramírez-Barat, 2016;Hepsworth, 2017;Kasamara & Sorokina, 2015;Kurze, 2016;Lee & Chan, 2012;Palmberger, 2016; 4 ISSN 1807-0310 Wolnik, et al, 2016). Si bien muchas de estas investigaciones concuerdan que las/os jóvenes comparten visiones comunes del pasado, condenan la violencia pasada y se encuentran más abiertos al debate de ésta en la agenda política, la búsqueda de justicia y la reparación a las víctimas, al mismo tiempo instalan un campo de discusión respecto a la profundidad con la que se apropian del pasado y los alcances políticos que se derivan de ello.…”