“…En estas intervenciones, el profesional en desarrollo familiar, desde su fundamentación epistemológica y metodológica, relaciona el concepto de acompañamiento como una manera de humanizar y trascender la intervención, lo que implica prácticas de promoción y prevención con las familias, desde las cuales se vinculan el poder de comunicación y las narrativas familiares. Estas últimas, acorde con Viveros et al (2018), están direccionadas a potenciar el clima afectivo, comunicacional y relacional de las familias; por ende, es necesario ver a las familias como nichos de vida, con deberes y derechos aportantes para la sociedad. Estos aspectos, en un escenario de intervención y acompañamiento profesional, están transversalizados por la escucha y la devolución profesional, en un contexto de respeto, eticidad y compromiso en el cual se reconocen las capacidades y recursos que facilitan la intervención integral, y en donde, como afirma este testimonio, se pueda "hablar de salud, comunicación, autonomía, autocuidado, autoestima, responsabilidad, de alimentos" (DF).…”