“…A nivel tanto nacional como internacional diversas investigaciones han reflexionado a lo largo de los últimos años sobre el tema desde posturas críticas sobre los posibles efectos (Sanahuja-Sanahuja, 2022a), alertando de aspectos como la necesidad de transparencia en su uso (Diakopoulos, 2019a;Diakopoulos y Koliska, 2017;Trattner et al, 2021); la necesidad de una mayor regulación ante las posibilidades que abre la aplicación de la inteligencia artificial en el ámbito de la comunicación (Jina, 2019;Lie, 2021;Túñez López, 2021); la atribución de responsabilidades (Chen y Wen, 2021; Lewis et al, 2018); los riesgos de los recomendadores de noticias y su relación con los valores de los periodistas y de los medios (Salazar García, 2018); la forma en que la interrelación entre hombres y máquinas afectarán al periodismo y al ejercicio de su profesión (Lewis et al, 2018); la percepción de los humano por parte de la audiencia (Gonzales, 2017;Shin, 2021); la repercusión en la profesión periodística (Kim et al, 2020); la necesidad de formación de los nuevos periodistas ante las nuevas competencias que demanda (Salnikovа, 2019;Ufarte Ruiz, Calvo Rubio, et al, 2020;Ufarte Ruiz, Fieiras-Ceide, et al, 2020); la necesidad de una educación ciudadana a todos los niveles para detectar el uso de automatismos (L. M. Calvo-Rubio y Ufarte-Ruiz, 2020; Túñez López, 2021); y los efectos de la tecnología en la difusión de desinformación pero también el potencial de su uso como herramienta para combatirla (Flores Vivar, 2019; Grmuša y Prelog, 2020; Manfredi Sánchez y Ufarte Túñez López, 2021).…”