“…La evidencia producida en Chile ha demostrado que la gestión de la convivencia escolar ocupa el último lugar de prioridades en los municipios, y que existe una estructura jerárquica verticalista que baja directamente desde el Ministerio de Educación (MINEDUC) a los establecimientos, sin considerar la participación de sostenedores, ni la interacción de éstos con sus comunidades escolares. Así, el rol de los sostenedores, quienes pueden ser los propios alcaldes, Corporaciones, Directores de Educación (DEM o DAEM), o privados, se focaliza más en el cumplimiento de acciones administrativas, que en la mejora de los procesos técnico-pedagógicos (González et al, 2015;Raczynski, 2012;Raczynski, y Salinas, 2006;Román, y Carrasco, 2007).…”