Las cofradías laborales incluyeron en el Medievo, entre sus coberturas, la ayuda mutua en caso de necesidad, seguros de enfermedad, accidente, viudedad, orfandad, vejez y pobreza haciendo frente también a otras situaciones propias de los seguros mercantiles, como quiebras, robos, asaltos y cautiverios. Formas de previsión que incluyeron actuaciones de carácter privado y familiar (organización de entierros y funerales) sin descuidar su carácter pío mediante actividades caritativas y de beneficencia. No todas dispensaron el mismo grado de protección, por lo que analizaremos aquellos casos excepcionales en los que las formaciones laborales garantizaron a sus asociados un alto
compromiso mutualista.