“…Sin embargo, a pesar de que los Rheidae aparecen en los contextos arqueológicos del área, principalmente cáscaras de huevos, su presencia ósea es proporcionalmente baja en relación a los conjuntos arqueofaunísticos totales, lo cual es concordante con los registros de sitios ubicados en otras zonas de la Región Pampeana. Esta situación ya ha sido planteada por diversos autores (Salemme, 1987;Salemme & Miotti, 1998;Belardi, 1999;Miotti & Salemme, 1999;Fernández, 2000;Fernández et al, 2001;Frontini & Picasso, 2010;Salemme & Frontini, 2011;Giardina, 2016), quienes destacan no sólo la baja proporción de huesos de Rheidae presentes en las Regiones Pampeana y Patagónica respecto a otros taxones, sino también la discrepancia con las descripciones de cronistas y viajeros que recorrieron ambas regiones entre los siglos XVIII y XIX, los cuales informan un aprovechamiento intensivo de estas grandes aves corredoras por parte de las poblaciones nativas (Viedma, 1837;Musters, 1911Musters, [1869Musters, -1870Ebelot, 1943Ebelot, [1890; Armaignac, 1974Armaignac, [1883; Darwin, 1998Darwin, [1832Darwin, -1833; Falkner, 2003Falkner, [1774). Esta llamativa disparidad entre la información manifestada en las crónicas y el registro zooarqueológico ha sido relacionada a distintos factores, por lo que la representación diferencial de partes esqueletarias podría deberse a la acción de la meteorización ósea y la posterior acción de animales carnívoros (Belardi, 1999), a cuestiones vinculadas tanto con prácticas culturales (aprovechamiento diferencial) como aspectos tafonómicos (preservación diferencial producto de la fragilidad de los huesos y su consecuente fragmentación en especímenes no identificables) (Fernández, 2000), a que la caza de los mismos se realizaría en lugares especiales que no han sido identificados hasta el momento (Salemme & Frontini, 2011) o bien que la misma sería una actividad no programada y esporádica en relación a otros recursos alimenticios disponibles debido al gasto energético que implica la captura de estos animales, acción que se vería facilitada posteriormente con la introducción del caballo, como se ve reflejado en las crónicas de la época (Giardina, 2016).…”