“…La mayoría de los cuestionamientos que se han puesto encima de la mesa por diferentes académicos tienen que ver, fundamentalmente, con el excesivo peso del enfoque intraorganizativo y de orientación al mercado y al sector empresarial privado en la implementación de políticas y servicios públicos. En esta línea se encuadran los reproches que algunos autores realizan en relación al desmesurado énfasis que esta corriente otorga a la descentralización que promueve el modelo de mercado, lo cual entra en clara tensión con la necesidad de coordinación que requiere el sector público (Peters y Savoie, 1996;Dent, Chandler, y Barry, 2004;Bumgarner y Newswander, 2009;Meier, y O`Toole, 2009;Levy, 2010) o incluso genera la defensa de intereses particulares muy alejados de los principios que deben guiar la prestación de servicios públicos (Prats i Catalá, 2005). No menos importantes, son los trabajos que han puesto en entredicho las relaciones implícitas entre las ramas del poder, ejecutiva y legislativa, que establece y defiende este paradigma (Carroll y Lynn, 1996;Lynn, 1996), propugnando un menor intervencionismo y una reducción notable, por tanto, del tamaño del sector público.…”