Actualmente nos enfrentamos a una decisión crítica que determinará el futuro de nuestro mundo. Continuar en nuestro camino actual resultará en la aceptación de la desigualdad, la explotación, la violencia y la destrucción ambiental. También significa ignorar los riesgos que conllevan los avances tecnológicos. Para crear un futuro mejor, se deben repensar nuestras posibilidades y tomar medidas. La educación siempre ha desempeñado un papel importante en la transformación de las sociedades, pero no está logrando su potencial para crear un mundo pacífico y sostenible. La educación es la clave para conectarnos con el mundo, exponer nuevas posibilidades y fortalecer nuestra capacidad de comunicarnos y tomar acción. Sin embargo, para dar forma al futuro que deseamos, la educación misma debe sufrir una transformación, organismos como la UNESCO desempeñan un papel importante en la reconfiguración de una mejor educación más allá del 2050. Cada vez somos más conscientes de que los problemas del mundo nos afectan a todos y que debemos trabajar juntos para encontrar soluciones. El concepto de valorar la dignidad de cada persona y reconocer sus derechos fundamentales, al mismo tiempo que se protege la salud de nuestro planeta, se encuentra actualmente amenazado. Es esencial que trabajemos para restablecer el equilibrio en nuestras relaciones entre nosotros, con la tecnología y con el medio ambiente para poder imaginar y crear un futuro mejor. Nos enfrentamos a múltiples crisis, incluida la desigualdad económica, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el declive de la democracia. El auge del autoritarismo y el extremismo político también amenaza la democracia en un momento en que la cooperación y la solidaridad son cruciales. A pesar de los esfuerzos por promover la paz y la igualdad, debemos trabajar para restablecer el equilibrio y priorizar los intereses a largo plazo de todos.La educación juega un papel fundamental en la revitalización y transformación de nuestras sociedades. A través de la educación, podemos adquirir los conocimientos necesarios para navegar en un mundo incierto y en constante cambio. Su poder radica en su capacidad para conectarnos con los demás y con el mundo que nos rodea, empujándonos más allá de nuestros límites actuales y abriendo nuevas posibilidades. La educación sirve como una fuerza unificadora, uniéndonos para abordar desafíos comunes y brindándonos la ciencia, el conocimiento y la innovación necesarios para un futuro socialmente inclusivo, económicamente justo y ambientalmente sostenible. Sin embargo, la educación no cumple con nuestras expectativas en todos los rincones del mundo. A pesar de un mayor acceso a la educación en todo el mundo, todavía existen numerosas exclusiones que privan a cientos de millones de niños, jóvenes y adultos de su derecho fundamental a una educación de calidad. La discriminación persiste, a menudo de forma sistemática, en función de factores como el género, la etnia, el idioma, la cultura y las formas de conocimiento. Tanto los gobiernos como las organizaciones de la sociedad civil reconocen que la educación es un factor crucial, aunque no el único, para impulsar el desarrollo, fomentar las habilidades y competencias laborales y cultivar una ciudadanía comprometida y democrática. De hecho, la educación es con razón un pilar de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que traza una visión inclusiva para que la humanidad avance en el bienestar, la justicia y la paz para todos, al mismo tiempo que establece relaciones sostenibles con el medio ambiente.Las complejidades que rodean a la IA se amplifican aún más por el cambio significativo hacia el aprendizaje en línea, que ha sido necesario por el cierre de las instituciones educativas durante la pandemia de covid-19. Como resultado, la UNESCO ha tomado medidas para proporcionar pautas que ayuden a los formuladores de políticas a comprender mejor las posibles oportunidades e implicaciones de la IA en la educación. En los últimos cinco años, la inteligencia artificial (IA) ha pasado de ser únicamente un tema de investigación en el mundo académico a convertirse en un tema destacado del discurso público. Su influencia se puede ver en varios aspectos de la vida diaria en muchos países. Sin embargo, a medida que los avances tecnológicos en IA continúan ocurriendo rápidamente, traen consigo numerosos riesgos, desafíos e inquietudes con respecto a sus implicaciones sociales y éticas. Cuando se trata del sector educativo, la integración de la IA y la enseñanza dependerá en gran medida de las circunstancias y factores socioeconómicos únicos de cada nación.
El plagio académico es un tema complejo y multidimensional que requiere una atención continua por parte de las instituciones educativas, los docentes y los propios estudiantes. La lucha contra el plagio implica la combinación de estrategias educativas, herramientas tecnológicas y políticas institucionales para fomentar la integridad académica, promover el pensamiento crítico y la creatividad, y garantizar la originalidad y el valor de la educación y la investigación. El libro busca detallar el fortalecimiento de la ética y la calidad del proceso educativo, preparando a los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo académico y profesional con honestidad, responsabilidad y rigor intelectual.
La crisis social que ha azotado durante mucho tiempo a América Latina y el Caribe está pasando factura, con un efecto silencioso pero devastador en la educación. Las discusiones sobre la educación y su papel en las políticas de recuperación de la región son un tema central de América Latina y el Caribe. Si bien los niveles de prosperidad en la región han caído desde 2015, el progreso educativo se ha estancado y la pobreza ha aumentado levemente, la pandemia de covid-19 ha creado una grave crisis social para el 2023. A pesar del final de la pandemia, la región aún tiene que recuperarse de su impacto social y volver a los niveles previos a la pandemia de 2019, la región sigue sujeta a un entorno geopolítico y económico global volátil caracterizado por una serie de crisis posteriores, entre las que destaca el conflicto en Ucrania (CEPAL, 2022c y 2022g). Además de la ralentización del crecimiento económico y la lenta creación de empleo de calidad, esta situación ha provocado una fuerte caída de la inversión y fuertes presiones inflacionarias, que han hecho subir los precios de los alimentos y la energía. Luego del crecimiento del PIB de la región de 6,5% en 2021, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) pronostica un crecimiento de 3,2% en 2022 y solo 1,4% en 2023 (CEPAL, 2022h). La alta inflación, especialmente en la parte de alimentos de la curva de consumo, ha tenido un impacto particularmente negativo en el quintil de ingresos más bajos y en los grupos de ingresos medios más vulnerables. El impacto de las emergencias climáticas y la frecuencia de los desastres son dos riesgos adicionales persistentes que se ven exacerbados por estos factores (CEPAL, 2021a). En tal ambiente, pueden surgir nuevas fallas en el desarrollo social de la región e inestabilidad en los ámbitos social, económico y político. Por ello, se debe proteger y garantizar el bienestar de las personas y el ejercicio de sus derechos mediante la consolidación de una política social incluyente. En particular, crea conciencia sobre la inseguridad alimentaria y nutricional causada por el aumento de los precios de los alimentos. La FAO y otras fuentes determinaron que 56,5 millones de personas en la región sufrieron hambre en 2021 (49,4 millones en América Latina y 7,2 millones en el Caribe). Se espera que los costos de los alimentos aumenten la desnutrición debido al aumento de la desnutrición, el sobrepeso y la obesidad. En particular, en 2020, el 21 % de la población de América Latina (117,3 millones de personas) y más del 50 % de la población del Caribe (13,9 millones de personas) no pueden pagar la atención médica, ni cumplir una alimentación adecuada según FAO et. al, (2022). Dado el grave impacto de la desnutrición en el desarrollo integral de los niños y jóvenes y la vulneración de sus derechos, se espera que la situación actual aumente estos números, afectándolos de manera desproporcionada. Según la CEPAL, la tasa de pobreza de menores de 18 años en América Latina alcanzará el 45,4 % en 2022, un 13,3 % más que la región en su conjunto. El 18% de las personas menores de 18 años que viven en hogares que no pueden pagar una canasta básica de alimentos son particularmente vulnerables a caer en la pobreza extrema porque es probable que vivan en estos hogares. El Perfil Social de América Latina y el Caribe en este número presenta puntos importantes hacia este objetivo. Primero, la región no ha logrado volver al crecimiento ya que los efectos sociales de la pandemia no han disminuido ante la incertidumbre, la alta inflación, la expansión de la mano de obra informal y una recuperación del empleo tambaleante. reducción y desigualdad. También se destacó el impacto de la pandemia en el sector educativo. Esta crisis silenciosa ha exacerbado las desigualdades educativas existentes y es el resultado de una interrupción educativa de larga data en la región, como resultado de esta crisis, se encuentra en riesgo el desarrollo y bienestar de toda una generación de niñas, niños, jóvenes y adultos jóvenes, lo que también pone a los niños en riesgo de privaciones severas e inseguridad alimentaria. La crisis también tiene un "efecto cicatrizante" que reduce las oportunidades de desarrollo en la región. Este impacto se refiere a los cambios esperados en las trayectorias educativas y profesionales de las generaciones afectadas por el cierre prolongado de escuelas y las consecuencias económicas de la pandemia, incluida la reducción de los ingresos, el estado socioemocional de las personas y las oportunidades de aprendizaje a corto plazo. Para lograr un desarrollo social inclusivo es necesario tener en cuenta los desafíos de la sostenibilidad fiscal, lo que requiere discusiones sobre progresividad, planificación, voluntad política y criterios de amplio consenso.
La investigación tuvo como objetivo general determinar la influencia de la evaluación formativa en el desarrollo de las competencias comunicativas en estudiantes de una Institución Educativa pública de Perú. La investigación fue de tipo aplicada y el diseño fue cuasi experimental. La población estuvo conformada por 96 estudiantes de una escuela pública, para la muestra se consideró a 40 estudiantes distribuidos en dos grupos, grupo experimental (20 estudiantes) y grupo control (20 estudiantes). La técnica fue la encuesta y el instrumento fue el cuestionario. En relación con las competencias comunicativas, los resultados mostraron que en el pretest, para el grupo control 25% de estudiantes presentaron nivel bajo, 45% nivel medio y 30% nivel alto y en el postest 45% de estudiantes presentaron nivel bajo, 35% nivel medio y 20% nivel alto. En tanto que, en el pretest del grupo experimental 35% de los estudiantes presentaron un nivel bajo, 40% nivel medio y 20% nivel alto y en el postest el 10% mostró un nivel bajo, 20% nivel medio y el 70% obtuvo nivel alto. Se concluye que la evaluación formativa mejora las competencias comunicativas (p = 0.02 < 0.05).
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