Para el estudio de la modalidad deóntica identifico dos planos: el primero corresponde al análisis de los enunciados por medio de los cuales el hablante crea o actualiza normas y juicios valorativos; en éste es posible proponer una estructura semán-tica de las oraciones deónticas observable en determinadas unidades sintácticas, léxicas, morfológicas 1 y fonológicas (sobre todo prosódicas). El segundo plano es el análisis de la enunciación en el que se tematiza la dimensión deóntica del discurso, cuyo estudio se lleva a cabo en un marco más amplio: el de la acción comunicativa. En este ámbito es posible observar los distintos modos como el hablante se involucra a sí mismo y a su interlocutor en las normas y los juicios valorativos que expresa. En este artículo me concentraré en el análisis de la modalidad deóntica desde este segundo plano, a partir de los marcadores lingüísticos de los enunciados que forman parte de una argumentación en la que se discute la legitimidad de ciertos actos verbales.En la estructura de los actos verbales deónticos podemos distinguir cuatro participantes formales, que pueden manifestarse tanto en el plano de la enunciación como en el del enunciado: los propios de todo acto comunicativo -hablante y oyente-y los actores involucrados en el acto deóntico -el creador de una norma o el responsable de una evaluación, y el agente al que se le faculta o se le obliga a ser o a hacer algo. Dada la estructura actancial de los enunciados deónticos, el hablante puede identificarse a sí mismo o a su interlocutor con 1 Tema que trato en "Bases semánticas de enunciados normativos", en Análisis semánticos, ed. J. García Fajardo, El Colegio de México, México, 1996, pp. 169-199. NRFH, XLVII (1999), núm. 1, 1-32 los actores que participan en el acto deóntico. Para proponer un esquema de análisis de las relaciones entre estos participantes formales, es fundamental la distinción que John Lyons ha hecho entre modalidad deóntica objetiva y subjetiva 2 , porque nos permite distinguir el grado de compromiso que el hablante asume ante el acto deóntico mismo: ¿se representa a sí mismo como el creador del acto deóntico o representa en su enunciado a otro -individual o institucional-como el responsable del establecimiento del deber ser? Visto así, en el plano de la enunciación obtenemos un esquema de dos polos entre los cuatro participantes formales: el subjetivo, en el que la posición del hablante coincide con la del creador del acto deóntico -es decir el sujeto de la enunciación se identifica con uno de los actantes del enunciado-, y el objetivo, en el que el hablante no se representa a sí mismo como el creador de la prescripción o del acto evaluativo. En otras palabras, entiendo los polos objetivo y subjetivo de la enunciación de la modalidad deóntica como los extremos de dos posibles posiciones que adopta el hablante ante: (i) el oyente y ante (ii) el responsable o creador del acto deóntico 3 . MODALIDAD DEÓNTICA, SUBJETIVIDAD, OBJETIVIDAD Y ACTOS VERBALES DEÓNTICOSEn este trabajo me concentro en el estudio ...
En un análisis estadístico previo de la polisemia de las perífrasis de poder + INFINITIVO en el español de México 2 , observé un comportamiento probabilístico de pudiera distinto al del resto de las formas modo-temporales: mientras que la mayor parte del paradigma temporal se asociaba a los sentidos "de raíz" -con significados de "tener la posibilidad/capacidad/permiso de algo"-, pudiera se mostró con la probabilidad más alta de influir en el sentido epistémico, es decir, de creencia del hablante acerca de la posibilidad de que algo sea el caso. Con ejemplos. Es más probable asociar el sentido de pudiera al de enunciados como los de (1), con sus respectivas paráfrasis, que a los de (2):(1) Al primer sentido lo llamo -tal como lo he hecho ya en diversos estudios 3 -modalidad de dictoyz los segundos, modalidades dere\ El alcance modal de ambas interpretaciones es pertinente desde el punto de vista lingüístico, pues se ve influenciado por el sistema modo-temporal En el fenómeno que nos ocupa, la forma terminada en -ra influye significativamente en el sentido modal de poder+ INFINITIVO: en el español de México, con .74 de probabilidad, pudiera tiene un sentido de dtcto, mientras que sólo con .27, su sentido es de re.Mi objetivo es explicar las particularidades de la forma pu¬ diera que hacen que su comportamiento sea distinto al del resto de las formas temporales de poder* y que favorecen el sentido 3 En art. cit. También en M. E. VÁZQUEZ LASLOP, "Ambigüedad a la medida. El caso de deber", ponencia presentada en el VII Congreso Nacional LOS SENTIDOS MODALES DE REY DE DICTODistingo dos interpretaciones generales con respecto al alcance semántico de las modalidades en el ámbito oracional 6 . Para la primera, emplearé modalidad de dicto, tomado de la lógica escolástica (cf. n. 4), un término más o menos neutral con respecto a diversas propuestas de las teorías lingüísticas que tratan la modalidad tales como modalidad epistémica?, epistemológica*, de posibilidad -dentro de la epistémica-*, inferencia^, orientada al "evento" y a la proposición" o proposición^. Lo que la es consistente con el primer significado estereotípico de poder registrado en el Diccionario del español usual en México (dir. L. F. Lara, El Colegio de México, México, 1996, s.v. "poder"), cuya primera acepción corresponde,justamente, a su sentido moral de re: "Tener algo o alguien la capacidad, la fuerza o el derecho de hacer algo". En cambio, del segundo significado estereotípico, la primera acepción es su sentido modal de dicto: "Haber la posibilidad de que algo suceda". La probabilidad de pudiera y -dicho sea de paso-de podría (.70) y haya podido (.72), corresponde a esta acepción. La neutralización de podríay pudiera en determinados contextos, como veremos, explica esta situación. Reservo el estudio de haya podido para otra ocasión. 6Me limitaré a las modalidades relacionadas exclusivamente con poder, pues la lista aumentaría si considerara otros verbos modales, expresiones adverbiales, tiempos con valores modales, o bien, cualquier otra expresión ...
Resumen En este trabajo se comparan aspectos discursivos generados por dos movimientos de ciudadanos en México: el movimiento estudiantil de 1968 y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que comenzó el primer trimestre del año 2011. Se comprueba que, en el período comprendido entre 1968 y 2011, los ciudadanos mexicanos atribuyen a su imagen social de grupo un papel central para exigir el reconocimiento de su identidad ciudadana ante los gobernantes, como condición sine qua non del diálogo deliberativo. Para enmarcar las actividades de presentación, reconocimiento y aceptación de la imagen de grupo por las partes en conflicto, se describe la estructura general de los mecanismos de interacción verbal. Se observa que la política deliberativa ciudadana a principios del siglo XXI presenta rasgos de inmediatez comunicativa, a diferencia de la distancia comunicativa propia de la década de 1960.
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