RESUMEN: El estudio de la terminología morfológica internacional y su implementación en una normativa es complejo. La tarea que realiza el grupo de expertos morfólogos no es suficiente. Se explican algunos aspectos que nos acercarán al entendimiento de esta problemática y se muestra el camino para superar este desafío.PALABRAS CLAVE: Terminología; Anatomía; Histología; Embriología; Morfología; Educación médica; Lingüística.
INTRODUCCIÓNEn los Simposios Ibero-Latinoamericanos de Terminología (SILAT), creados en el 2009 por la Asociación Panamericana de Anatomía (APA), se estudian los términos médicos utilizados en el campo de las ciencias morfológicas: anatomía, histología y embriología.La comunidad científica de los países de habla hispana y portuguesa debe enfrentarse al problema que originan los diferentes términos que recibe una misma estructura. Ello se debe, por un lado, a la fragmentación de nuestras ciencias médicas y biológicas y, por el otro, al compartir un ámbito geográfico extenso como es la región ibero-latinoamericana.El objetivo del SILAT es unificar, en esta región, las denominaciones de las estructuras morfológicas, que a su vez son la base de las ciencias médicas, con el fin de lograr un lenguaje científico común y facilitar el aprendizaje y la comunicación entre profesionales. Además, estudia, analiza, traduce, divulga y fomenta la terminología morfológica internacional de la Federación Internacional de Asociaciones de Anatomistas (IFAA).Sin embargo, estas tareas de la APA (creada en 1966) y de la IFAA (creada en 1903) no terminan allí (Losardo, 2009; International Federation of Association of Anatomists, 1992). La terminología morfológica internacional luego debe trasladarse a los programas de enseñanza universitaria y a las instituciones de salud de todo el mundo, para que se aplique y de esta forma lograr su uso cotidiano (Losardo et al., 2010).Esta última meta es más necesaria en nuestro ámbito ibero-latinoamericano. Para ello se necesita el trabajo conjunto del SILAT, de las sociedades científicas, de las universidades y de los ministerios de educación y salud de cada país para lograr que estos resultados tengan el impacto deseado. De esta manera, se reflejarán en el campo de la investigación, de la docencia y de la práctica médica asistencial, y así se facilitará el intercambio y el avance científico en Ibero-Latinoamérica.